Por algo me quité de periodista: nunca me entero de nada. Hasta los 12 años no me enteré de que la del espejo era yo.
Resulta que Bertrand Cantat, el líder del grupo francés Noir Desir, salió de la cárcel en octubre. Algunas voces dicen que salió sólo con un permiso navideño, otras dicen que ya está en la calle, en libertad condicional.
Por si hay algún despistado de los míos, explicaré que este hombre ingresó en prisión por matar a su chica de una paliza. Fue una historia muy sonada, porque ella era una actriz conocida, de una familia de cineastas y demás elementos polemizantes. Se ve que, en una discusión por celos, a él se le calentó la mano y le dio 4 ó 5 bofetones que la dejaron en coma. Murió unos días después. Todo esto pasaba en Lituania, donde ella estaba rodando una peli a las órdenes de su madre. Muy tremendo.
Después, llegaron los libros: el de la suegra, explicando que su yerno era un demonio; el del hermano, explicando que era un ángel. Las ventas del grupo subieron. Las chicas hacían pintadas en los muros de la cárcel pidiéndole matrimonio a Cantat.
La verdad, polémicas aparte, es que el muchacho tiene un aire de enfant terrible abrazable que es como miel para las moscas, y que desde luego explica la locura de sus fans. Y su boca, una de esas bocas estrechas que te comes de un mordisco. Todas debían de pensar: "pobrecito mío, yo te entiendo, yo te cambiaré". Las mujeres somos así, de manual. Nos enamoramos del chico malo, porque estamos convencidas de que nosotras sí podremos cambiarlo.
Llámenme BrujaLola, pero yo creo que va a haber una guerra civil cuando den el primer concierto después de que haya salido de la cárcel: la gente matará a su vecina del 4º por una entrada. Y el pobre Cantat se abrazará las rodillas sentado en su camerino, desorientado y confuso, con la culpa taladrándole la cabeza, y sin poder entender cómo funcionan los engranajes de este planeta de pirados.
Resulta que Bertrand Cantat, el líder del grupo francés Noir Desir, salió de la cárcel en octubre. Algunas voces dicen que salió sólo con un permiso navideño, otras dicen que ya está en la calle, en libertad condicional.
Por si hay algún despistado de los míos, explicaré que este hombre ingresó en prisión por matar a su chica de una paliza. Fue una historia muy sonada, porque ella era una actriz conocida, de una familia de cineastas y demás elementos polemizantes. Se ve que, en una discusión por celos, a él se le calentó la mano y le dio 4 ó 5 bofetones que la dejaron en coma. Murió unos días después. Todo esto pasaba en Lituania, donde ella estaba rodando una peli a las órdenes de su madre. Muy tremendo.
Después, llegaron los libros: el de la suegra, explicando que su yerno era un demonio; el del hermano, explicando que era un ángel. Las ventas del grupo subieron. Las chicas hacían pintadas en los muros de la cárcel pidiéndole matrimonio a Cantat.
La verdad, polémicas aparte, es que el muchacho tiene un aire de enfant terrible abrazable que es como miel para las moscas, y que desde luego explica la locura de sus fans. Y su boca, una de esas bocas estrechas que te comes de un mordisco. Todas debían de pensar: "pobrecito mío, yo te entiendo, yo te cambiaré". Las mujeres somos así, de manual. Nos enamoramos del chico malo, porque estamos convencidas de que nosotras sí podremos cambiarlo.
Llámenme BrujaLola, pero yo creo que va a haber una guerra civil cuando den el primer concierto después de que haya salido de la cárcel: la gente matará a su vecina del 4º por una entrada. Y el pobre Cantat se abrazará las rodillas sentado en su camerino, desorientado y confuso, con la culpa taladrándole la cabeza, y sin poder entender cómo funcionan los engranajes de este planeta de pirados.
2 comentarios:
Me gusta y me sorprende que una mujer opine así porque no es frecuente la autocrítica en nuestro sexo.
Vi una vez un documental de un asesino-violador en serie que, las cosas como son, era muy guapo. Recibía cartas de amor a diario de anónimas que le habían visto por televisión. En el juicio había un banco al final repleto de fans, que enloquecían cuando él, esposado, giraba tres cuartos y les dedicaba una sonrisa. Se acabó casando con una de ellas.
No sé, creo que describes muy bien ese instinto masoquista a la par que protector tan típico de las mujeres. Y odio el simplismo de los medios al tratar este tema, de malos tan malos y buenas tan buenas. Ambos sexos tienen su parte oscura.
Ya lo dice Quique (que no sé si se refiere también a ese esquema de chicos malos vs. chicos buenos, pero al menos encaja con él), la vida te elije con los labios pintados, y luego se larga con otros.
Publicar un comentario