Algunos hablan de karma. Yo prefiero llamarlo tortilla.
Es una locura la capacidad que tienen la tortillas para darse la vuelta. Todas se dan la vuelta siempre, antes o después.
Unas dan giros más sofisticados, con doble pirueta mortal y demás figuras al vuelo, y por eso tardan más en caer del revés. Ésas asustan menos, las ves venir. Pero otras no. Otras dan un solo giro sobrio, rotundo y súbito, como un sopapo con la mano abierta. Y ahí te quedas, mona, con la boca de par en par.
Y ya que tengo la boca abierta, póngame usted un pintxo, camarero. Doble. Y con bien de pan, para empujar el susto.
3 comentarios:
¿Es una metáfora, no?
Hmmm, pero bueno, la ventaja de las tortillas sobre el karma es que el karma puede ser bueno o malo, pero las tortillas de patatas, por lo general, siempre están buenas... Menos las congeladas y las de huevina, puaj, que asco.
Hablando en serio, es sorprendente la facilidad con la que, en unos segundos, se te puede descolocar y recolocar la vida.
Lo de la tortilla que da la vuelta es una de las metáforas más trilladas de éste país nuestro del buen comer, JoseRamón.
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