jueves, 15 de enero de 2009

EL GIMNASIO: OTRO MUNDO (1ª entrega)


Los gimnasios son un universos propios. Hay quien piensa que, por estar ubicados EN el planeta Tierra, funcionan según las mismas leyes físicas y sociológicas. Esto, amigos, es una falacia. Los gimnasios tienen sus propias leyes y sus propios habitantes, y lo que pasa dentro de sus paredes tiene poco que ver con lo que pasa fuera de ellas.

En los gimnasios podemos encontrar diferentes tipos de habitantes. Una de las claves para tipificarlos es su comportamiento. Tenemos, por ejemplo, al especimen
air-boxing. Se caracteriza fundamentalmente porque de repente, sin que se haya encontrado aún una explicación racional, se pone a pegar puñetazos al aire. Para que ustedes lo imaginen mejor, les diré que es como si estuviera participando en un combate de boxeo con un fantasma. (De hecho, hay varias corrientes sociológicas alemanas que aseguran que estos especímenes efectivamente VEN fantasmas, y que es por eso que se pelean con ellos). A priori, los air-boxing son difíciles de reconocer. Su aspecto físico nunca es determinante. Los hay flaquitosflaquitos, ultracachas, guapos, monstruosos, jóvenes, viejos... Pero lo bueno es que son completamente inofensivos. Tal y como empiezan a golpear al aire, acaban. Y después, siguen con su actividad muscular, tan ricamente. Su único peligro es que producen, invariablemente, una profunda vergüenza ajena. Pero con no mirarlos, ya estaría.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi gimnasio no hay air-boxing, más bien hay air-cotilleing, y una costumbre muy arraigada de algunos de subirse la camiseta y contemplar su tableta en el espejo... yo un día hice lo mismo con mi barriga... fue divertido

ace76 dijo...

yo iba a decir lo mismo que Joserra... copión!

Anónimo dijo...

En mi gym van con guantes y todo los tios!

Anónimo dijo...

En el mío también son más de alternar y de remirarse, y de querer socializar contigo por muy claro que estés dejando con tus auriculares que no quieres conversación ni más contacto visual que con la pantalla de tu ipod. No creo que por coincidir a las mismas horas y los mismos días con la misma gente en el mismo sitio, estés obligado a hacer amigos. Yo no quiero hacer amigos en mi gimnasio. Si quiero hacer amigos me voy a un campamento. Pero siento que me tienen por antipática o por altiva o por sufrir retardo social. Pero desde aquí lo digo, odio la camaradería de los gimnasios. Os invito a que no la fomentéis, por favor, al menos en el mío. Si veis a alguien con los casquitos incrustados en ls orejas, no lo perturbéis para decir algo tipo '¡pues sí que te lo tomas en serio, vas a durar más que el conejo de duracell!' o peor.

sti dijo...

No podría estar más de acuerdo contigo, UnaFan. Es dramático el ansia social de detreminadas personas.

Anónimo dijo...

Pero Esti, no te quedes aquí, eh? Sigue con las entregas porque la FAUNIA que hay en los gimnasios no es ni medio normal. Yo aprendí que existía la figura de La Mirona. Muy fuerte...
Vir