domingo, 8 de julio de 2007



IN FIEL


Hay cosas que no se sostienen. Es como lo que le pasa a mi amiga.

A ella le pone mucho un tipo, un señor. Bueno, un tío. Uno... casado. Con dos hijos pequeños. El tipo en cuestión fue jefe suyo, pero ya no lo es. Cuando era su jefe no le ponía, que le empezó a poner luego, cuando se lo encontraba por ahí, de copas, qué cosas.

Cuestión, que no sabe qué hacer. Casado. Con dos hijos. Jefe. Pero el tío se le pone delante, y a ella le pone. Mucho. Por lo visto, es el típico tío atractivo que es muy gracioso pero que no sonríe nunca, de ésos con mirada penetrante. De los peligrosos. Y ella cree que a él le gusta. Vamos, lo sabe. Lo sabe porque, al parecer, en el último encuentro la cosa ya pasó de CastañoOscuroCasiNegro. Que, cuando la mujer/esposa se hubo marchado del bar, él empezó a rondarle hasta que se quedaron solos. Y, por lo visto, se quedaron así, mirándose, mucho mucho rato, sin hablar. La tensión sexual se salía del mapa. Hasta que, por fin, él se empezó a acercar para besarla, muy poco a poco, y dice ella que se le pusieron los pelos como escarpias del 7. Pero que, justo cuando sus labios ya se empezaban a rozar, apareció alguien de repente. Y que, como salvada por la Divina Providencia, echó a correr sin parar hasta Zahara de los Atunes. Hasta hoy.

Me cuenta, mientras se bebe una litrona de trago sin pestañear, que al principio sólo le ponía cuando lo veía. Que luego, se iba a casa y se olvidaba. Pero que ahora, no. Que ahora le pone todo el rato, en el autobús, en el supermercado, en la fotocopiadora, en el gimnasio. Que no puede ducharse sin pensar en él.

Y, claro, yo no sé qué decirle. Pienso Tíratelo, nena, sácate la espina, la culpa que la cargue él sobre su chepa, que tú no tienes descendencia. Pero también pienso Ese pseudo-tío no se merece un polvo con una Reina como tú.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que si verdaderamente le pone, y él se le sigue tirando encima va a ser imposible que se resista. Porque uno puede abstenerse un día, dos, pera ya el tercero te olvidas de si es casado, de sus hijos o de si merece un polvo con una Reina o no.. Ahora, una curiosidad,(con todo mi respeto) no será una de esas historias que uno cuenta en tercera persona y resulta ser propia?? si no es así, mis disculpas...
Beso grande

Amaury Grapes dijo...

Llevo un par de copas de vino de más, y no se si podré ser coherente con lo que digo, pero eso sí, el casado es él, no? pues ella que haga lo que le apetezca y que lo disfrute, total, la carne es débil y ella no tiene que dar explicaciones a nadie, no?

He dicho (borracho) pero lo he dicho.

Un besazo wapísisisisisma

Anónimo dijo...

Yo me lo hubiera tirado, Romi. Dios no me dio tanto autocontrol.
Besos pa ti y besos para el borracho del Lambrusco.

Joserra dijo...

Hombre, en estas historias siempre se dice lo de que es él el casado, pero ella también puede controlarse, es decir, yo, conscientemente, no me liaría con un tío casado, la verdad, lo haría pensando en su mujer y en sus hijos... si él no piensa en ellos yo por lo menos sí.
Además, no disfrutaría liándome con un tío que es capaz de engañar a su familia

Anónimo dijo...

Es que la in fidelidad es un problema sin solución, cada cual que se las apañe como pueda... A veces gana el deseo y a veces gana la decencia. Y no siempre es bueno o malo que gane uno u otra. Es que es un temita. Es EL temita.

Pero vamos que si yo fuera tu amiga, estaba tardando. Acumular ganas es mucho peor, y total un polvo tampoco es el fin del mundo. Otra cosa es que luego se quedara colgada de él, uf. Ahí si que tendrías que decirle eso de 'nena, por ahí no'.

Anónimo dijo...

Si uno pudiera echar un polvo como quien se hace una paja... pues bueno, si él lo está buscando y a tu amiga se deja encontrar, pues nada, que disfruten de un buen revolcón.

Pero como eso, hasta cierto punto, es imposible, y un polvo siempre tiene consecuencias de algún tipo (o como pasa con las pajas, uno siempre quiere repetir), es mejor alejarse de este tipo de hombres problemáticos como de la peste.

Anónimo dijo...

Antonio, tu vulgaridad alcanza límites insospechados...

Anónimo dijo...

Estoy haciendo el ejercicio de imaginarme la situación al revés, es decir, ella sibilina, casada y con hijos; él encoñado hasta las entréculas. No me cierra esta situación. No cierra. No me la creo.
Mundo extraño éste.