Ni en un millón de años concentrada sólo en imaginar, me hubiera imaginado yo que lo más difícil después de mi separación iba a ser el momento de hacer la compra.
He pasado tanto tiempo comprando lo que nos gustaba a los dos, que ahora me hago un lío al comprar lo que me gusta a mí. He tenido que hacer un esfuerzo de aquí a Lima para no ponerme a llorar delante de los yogures.
Me he acordado de esa secuencia impresionante de "Cosas que nunca te dije", con Lili Taylor llorando desconsolada delante de los helados. Y me ha dado la risa.
3 comentarios:
Una gran secuencia (de una de mis pelis favoritas), y una sensación que a veces es inevitable, la de desbordarse porque sí, porque ya en ese momento tocaba, aunque no tenga "sentido".
Qué escalofriante, no me había parado a pensarlo. Antes de amancebarme, nunca compraba latas de mejillones al natural. ¿Seguiría comprándolas si lo dejara? Es más, ¿seguiría comprándolas ÉL? Porque me consta que tampoco lo hacía.
A mí lo que más me dolio cuando volví OTRA VEZ a casa de mis padres fue cuando instalé el ordenador y vi que tenía conexión a internet de 3 megas... en serio, como lloraba! como los payasos de la tele! gua! gua! que mal! una cosa tan tonta... las miles de veces que encendiamos el ordenador juntos!
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