miércoles, 28 de mayo de 2008

Chica, qué práctica...


Pasaba hoy por la Plaza Colón y, como hacía viento, la discreta bandera española de 294 metros cuadrados (8 veces mi salón) ondeaba con todo su esplendor. Y me he dicho:

"Chica, mira qué práctica esta bandera... ¿Que vas paseando y, de repente se te olvida en qué país estás? ¡Zas! Ahí tienes la bandera. ¿Que te cruzas con un grupo de vascos/catalanes hablando en sus extraños dialectos y tu patriotismo se tambalea levemente? ¡Zas! Ahí tienes la bandera. Chica, qué práctica la bandera..."


HOY, EN FRASES DE LA CALLE QUE LE REGALO AL MUNDO, PRESENTAMOS:

"En un acto de rebeldía, hoy me he puesto un blazer en lugar de la americana".

Frase recogida durante un vuelo del Puente Aereo, zona Bussiness, en un día en que era festivo sólo en Madrid. El autor, un jovencísimo ejecutivo repeinado que comía cacahuetes compulsivamente, se lamentaba en tono jocoso con sus colegas ejecutivos de tener que trabajar ese día. A LaFrase, le siguió una sonora carcajada colectiva.
Esta servidora, que observó detenidamente la indumentaria del sujeto, aún no comprende la diferencia entre las mencionadas prendas de vestir.

domingo, 25 de mayo de 2008

Carpeta, Espejo Del Alma


"El que se va sin que lo despidas, vuelve sin que lo llames".
Ésta es una de esas frases con las que las adolescentes sobrehormonadas decorábamos nuestras carpetas del colegio a finales de los 80. Las escribíamos justo entre la foto de Kirk Cameron y la de Patrick Swayze. Nos las intercambiábamos entre nosotras como si fueran secretos, las grandes verdades que mueven los mecanismos del Universo. Era
SuperEmocionanteTía ir a comprar La Carpeta a principio de curso, inmaculada y limpita, e ir llenándola con frases cursis y fotos de la SuperPop. Luego, la paseábamos por los pasillos como si fuera un trofeo, tan contentas, con nuestro acné y nuestros vaqueros remangados hasta media pantorrilla.

Había frases verdaderamente lamentables, como aquélla que decía: "Si fuera superman, te llevaría volando; pero como no lo soy, te jodes y vas andando". Ésta era más de chicos, las cosas como son. Nosotras éramos más de "
El amor no es aquello que queremos sentir, sino lo que sentimos sin querer" que, quieras que no, tiene otra profundidad (no sé muy bien cuál pero, definitivamente, tiene otra profundidad).

También teníamos la costumbre de llenar la carpeta con corazoncitos rojos. Los solíamos pintar con esos bolis gordos de diez colores, que eran lo más parecido a un viaje a Eurodisney. Llenábamos la carpeta con corazoncitos, y con el nombre del chico del momento. Como yo siempre fui voluble, mi carpeta más bien parecía la lista de la compra: venga nombres y, al lado, más nombres tachados, y tipp-ex, y más nombres encima del tipp-ex. Un festival de la inconstancia.

Yo me pregunto, con bastante curiosidad, cómo serán las carpetas de las adolescentes de ahora. Llámenme abuela, pero me las imagino llenas de drogaína y cruces invertidas.

miércoles, 21 de mayo de 2008


Las dependientas de la sección de películas de El Corte Inglés son la combinación perfecta entre una maruja de Parla y un cinéfilo de Malasaña. Me fascinan.

Ayer me acerqué para comprar una de las mejores pelis que he visto en los últimos tiempos. Se llama El Arco, y es de un director surcoreano que se llama Kim Ki-Duk. Convengamos que no es un nombre fácil de recordar, a mí se me olvida casi siempre, a pesar de que me encanta.
Pues bien, como no encontraba el dvd en cuestión, me acerqué a una de estas dependientas fascinantes, para que me echara una mano. "¿El Arco? Uy sí, sí, me suena...", me dice mientras se retoca el cardado para pensar mejor. "Es de Kim Ki-Duk, un director surcoreano", le explico, por si tienen las películas ordenadas por países. Se acerca con pasitos pequeños, pero sorprendentemente rápidos, hasta una estantería y empieza a mover los dvd's con una seguridad y una violencia que me dejan de piedra. Tal es su violencia, que dos o tres dvd's se caen al suelo. No se inmuta, y yo me agacho a recogerlos. Mientras, ella (se) repite el nombre del director: "kin-klidú, kin-klidú... ¿ése es el de Hierro 3, ¿verdad?". Se me abre la boca como a los tontos. "Sí, eso es, ése mismo". Ella sigue repitiéndo(se) el nombre y moviendo dvd's: "
kin-klidú, kin-klidú... ¡Charo!", le grita a otra compañera, "¿las de kin-klidú dónde estaban?". Charo se acerca, servicial. Lleva las uñas más largas que Florence Griffith Joyner. "Uy, no quedan yo creo, ¿eh? Te lo miraría en el ordenador, pero es que se nos ha ido", me dice. "¿Qué se ha ido?", pregunto. "El ordenador, que se nos ha ido". Entiendo que no es que el ordenador haya hecho la maleta y haya puesto pies en polvorosa, sino que se les ha caído el sistema (qué expresión más absurda, por cierto). "Bueno, no se preocupen", les digo, y me llevo Funny Games.


viernes, 16 de mayo de 2008

Poner Bote


Créanme si les digo que llevo más de una hora intentando solicitar el borrador de mi declaración de Hacienda, y aún no lo he conseguido. Quiero ser buena ciudadana, contribuir con el Estado del Bienestar. Quiero poner bote, vaya. No porque tenga un espíritu cívico superdesarrollado, sino porque no quiero que me persiga la Policía, básicamente. Ya veremos después cuántos misiles más compran Ellos con nuestro dinero, cuántas ceremonias lujosas celebran con nuestros cuartos, cuántos modelitos le compran a Leonor, cuántos pisos oficiales redecoran... mientras las colas de los centros de Sanidad Pública dan la vuelta a la manzana por falta de personal y presupuesto.

Pero yo quiero poner bote. He llamado a nosécuántos números de teléfono diferentes, he hablado con un montón de máquinas encantadoras. Y aquí sigo, con cara de estupor, móvil en mano, incapaz de conseguir que se me conceda mi derecho a cumplir con mi obligación.

lunes, 12 de mayo de 2008


Querido SerQueMueveLosHilos,

Venía a pedirle que, por favor, pare de una vez el mecanismo que provoca las casualidades y que ya viene dejándome de piedra con demasiada frecuencia los últimos meses.
Como broma, ya no tiene gracia.

Atentamente,

LaVíctima
(a.k.a. EternaAprendizDeVerdugo)

sábado, 10 de mayo de 2008

Las tiendas de los museos son lo más. Tienen por docenas ese tipo de preciosismos inútiles que me vuelven loca. Ayer estuve en la de CaiXa FoRum MaDrid y me hice con esto:


No, no hablo del muñeco de madera, que ése es de Ikea. Hablo de esa maravilla de cinta de puntitos que está arriba, y que reza "ábrete". El sistema es así:



Uno tiene que tapar con el rotulador los puntitos que sobran, hasta que se vayan formando las letras que quieras. Y ahora, tengo que contenerme para no llenar la casa de etiquetas absurdas, como una que diga "jarrón" pegada en el jarrón, o una que diga "mesa" encima de la mesa.

Soy tan feliz tapando puntitos, que no puedo entender cómo he vivido 31 años sin hacerlo.



domingo, 4 de mayo de 2008

Perdonar Mola


Pienso mucho en ese momentazo de la Lista de Schindler en que Ralph Fiennes levanta los dedos y dice "Yo te perdono". Me encanta cómo el tipo convierte el Perdón en el mayor símbolo de poder posible. Perdonar mola. Es muy difícil hacerlo bien, pero mola.

Por suerte, no he tenido demasiadas oportunidades de poner a prueba mi heroicidad con esto del perdón. Pero sí, alguna he tenido. ¿He pasado la prueba? A veces sí, a veces no.

Cuando te ves en esa disyuntiva, con la persona que te ha jodido delante de ti, pequeñita pequeñita, mirándote con cara de cordero degollado, tu cuerpo pasa por una montaña rusa emocional de AgárrateYNoTeMenees. Por un lado, están el dolor y la rabia, ese instinto de arrancarle todos los pelos de la cabeza en grupos de 5 unidades como máximo; y por otro, están la empatía y el cariño, la compasión. La cabeza pone en marcha a mil por hora los mecanismos para poder comprender POR QUÉ te han podido putear así, para poder justificarlo como sea.

Porque, no sé ustedes, pero yo suelo querer perdonar. Sólo que a veces, no sé hacerlo. Estos mecanismos míos no deben de ser de última generación. A veces faltan piezas, o las ruedas no están los suficientemente engrasadas. Pero otras veces, sí. Otras veces he podido hacerlo.

No me las voy a dar de Teresa de Calcuta, porque les estaría mintiendo. No creo en el Perdón Absoluto, porque lo que se ha roto, roto está. Pero sí creo en el Perdón Suficiente.

... tan poco inspirada última-mente...