domingo, 28 de diciembre de 2008


Estoy entusiasmada con mi nueva amiga FishEye.

Es un súper-regalo. Gracias.





viernes, 26 de diciembre de 2008

YoLoHeVisto

Durante estos meses me ha hervido la sangre.

He visto a los políticos discutir sobre la crisis con la boca llena de jamón de jabugo y de bollería de mantequilla. Todos los días tienen desayunos, almuerzos, lunches en los hoteles más pomposos de Madrid. Se ponen hasta el quico, siempre entre algodones y terciopelo. Se trasladan de un evento a otro en coches obscenamente elegantes. Tienen reuniones de praliné con las excusas más variopintas: presentación de un nuevo miembro de partido, conmemoración de un hecho irrelevante, valoración de la coyuntura económica, presentación de un libro. Da igual. Allí, sea cuál sea el motivo de la reunión, aprovechan para desprestigiar al partido de enfrente sistemáticamente delante de la prensa. Mientras, brindan con buen vino.
Después, salgo a la calle y hablo con la gente. Y una anciana con perro me dice que ella antes era de clase media, pero que ahora es pobre, porque la pensión que recibe es la misma desde hace años. Y se pone a llorar.
Ésta es la realidad, a pelo. Yo lo he visto. Estoy hasta los huevos.

jueves, 25 de diciembre de 2008

UNdíaDEmierda ¿?


Soy mala persona. Cuando estoy nerviosa, soy muy perra.

Ayer me levanté de muy mala ostia. Había dormido 3 horas y madrugué todo lo madrugable para coger un tren. Llegué a Chamartín con el tiempo justo y me fui hasta el andén. Cuál fue mi sorpresa cuando no me dejaron pasar. Era tarde.
¿Tarde para quién? Para mí, no. Para el tren tampoco, porque aún estaba ahí. Para el reloj tampoco, porque aún faltaban 5 minutos y el billete decía "se cerrarán las puertas 2 minutos antes de la hora de salida". Pero para ellos sí. El tren estaba parado en mi cara, puertas abiertas, y no me dejaban montar. Ni a mí, ni a otras 6 personas. Todos estábamos histéricos, inventando argumentos. Un hombre gritaba "mi mujer está embarazada, por amor de Dios" mientras la agarraba del brazo como si fuera un trofeo, intentando ganar el Concurso de Lástima. Yo estaba tan fuera de mí, que me volví hacia él y le grité alguna barabaridad tipo "Y mi abuela la está palmando, ¿no te jode?".

Sí. Soy mala persona. Cuando estoy nerviosa, soy muy perra. Y el tren se largó.

Me fui a la taquilla a cagarme en quien fuera. Me daba igual todo. Si me había cagado en una embarazada, ya tenía licencia para cagarme en cualquier anciano-niño-lisiado. Cuando el taquillero me dijo que no había billetes para los 2 días siguientes, cogí aire, le enumeré todas sus taras físicas -que eran muchas y muy visibles- y me fui.
Me monté en un taxi. "A Avenida de América, por favor". Iba a intentar coger un bus, si es que aún podía encontrar algún billete. Aproveché el recorrido para desahogarme un poco más. Todavía tenía mucha ira para repartir, y al taxista le tocó ración doble. Le culpé del atasco, de los semáforos, le culpé de la crisis, del fraude de Madoff y del diluvio universal.
Pero llegamos a la estación, y conseguí un billete. Todavía faltaba media hora para que saliera el autobús, así que me metí en un bar. Sí, no lo duden: yo seguía cabreada. Mucho. ¿Por qué? No lo sé, pero aún necesitaba escupir más mierda. Y no pude.
En el bar, había un camarero de unos cincuenta años. Serio, pero amable. En la barra, a mi lado, se sentó un hombre. Sesenta y pocos, calvo, sonriente. Era un cliente habitual. Se saludaron, se hicieron un par de chistes, y empezaron a charlar sobre el tema del día: la Lotería. El camarero me miró, me sonrió y, sin más, me incluyó en la conversación. El cliente habitual sacó el periódico y empezó a cotejar sus boletos con las listas de ganadores. Tenía unos veinte números, así que me pidió ayuda. Entre el camarero, el cliente y yo, revisamos todos los billetes. Uno a uno. Y yo, de repente, me puse contenta. Así, sin más. Se me pasaron las ganas de asesinar. Se me pasó la tensión de gluteos.
Es por eso que quiero dar las gracias a todos los camareros buenrrollistas del mundo y a todos los clientes habituales buenrrollistas del mundo, porque gracias a ellos, los gilipollas como yo aún podemos mirarnos al espejo. Y porque tienen el poder de convertirte un día de mierda en un buen día. Amén.


viernes, 19 de diciembre de 2008

Antonio Llopis


CUANDO SE MUERE UN MAESTRO,
TE QUEDAS UN POCO HUÉRFANA.


jueves, 18 de diciembre de 2008

TRONCO, YO MOLO MAZO

Al Ministerio de Sanidad se le ha ido la olla definitivamente: han contratado a abuelos carcas para idear campañas de publicidad dirigidas a jóvenes. De otra forma, no se podrían explicar eslóganes como "Que molen tus muelas" para que los jóvenes vigilen su salud bucal, o "tronco, yo no corono rollos con bombos" para que usen preservativo.
Las campañas son tan malas, que a uno le dan ganas de incrustarse chucherías en las muelas con cincel, o de meterse a ninfómana temeraria en África (convengamos que es lamentable este rap, por más que ellos piensen que es poesía por estar todo escrito con la letra "O") .
Que hagan el favor de gastarse nuestro dinero en cosas útiles, que estamos de mierda hasta el cuello.


HOY EN LAS PERLAS DE LEKUONA PRESENTAMOS:

"El baile fue amenizado por un numeroso cuarteto"

lunes, 15 de diciembre de 2008


Ha tenido suerte el Sr. Bush: es el responsable de una guerra que ha matado a miles y miles de personas, ha destrozado la vida para siempre a otras tantas, y a él sólo le han caído un par de zapatos a la cabeza durante una rueda de prensa. Y ni siquiera le han dado. Un negocio redondo. Conociendo su suerte, seguro que encima eran de su talla.


Lo peor de todo es que, además, el imbécil -porque este señor es imbécil- ha dicho después del altercado: "No me preocupa". Que alguien me pase unas Marteens, que yo no pienso fallar.