miércoles, 27 de agosto de 2008

UnEsquemaDelAmor

"Ana, mi mujer. Por cinco años. Ana y Fernando, Fernando y Ana. Las fintas del amor duraron tres: dos años para creer que nos queríamos y sólo uno para convencernos de que no. Después el deterioro, otro año inacabable. Los larguísimos silencios, el regreso a la palabra sólo para agraviarnos. Y el último, destinado a convencer a los cuerpos de que ya no se necesitaban".

Ojo, lo dijo Benedetti (no yo). Me alivia pensar que no estoy sola en el escepticismo, pero me aliviaría más que alguien me convenciera de que estoy equivocada.

domingo, 10 de agosto de 2008

Hoy traigo una mala noticia: LA FELICIDAD ES UN BIEN LIMITADO. La felicidad es como un bizcocho. Para que tú te puedas comer el trozo más grande, otro se está comiendo el trozo más pequeño.

Para que tú consigas un puesto de trabajo, otro llora porque se ha quedado sin él. Para que a ti te den una beca, otro llora porque no se la dieron. Para que a ti te toque la Lotería de Navidad, otro llora porque no le tocó. Para que tú te lleves al tío de tus sueños, otra llora porque se ha quedado sin él.
Detrás de tu felicidad, siempre hay alguien sufriendo.

Cómetelo como puedas.


jueves, 7 de agosto de 2008

La Chistorra Mágica


La historia que sigue es bastante antigua. Me pasó hará más de 4 años. Podría mentirles, fingir que me ha pasado esta misma mañana. Al fin y al cabo, es una de esas historias atemporales que se ven todos los días en todos los mercados del país, probablemente del mundo.

Fui a la charcutería, a comprar un cuarto de kilo de pavo en lonchas finas. Delante de mí estaba un anciana menuda, muy frágil, de ésas a las que instintivamente uno quiere ayudar a llevar las bolsas (aunque luego no se atreva a ofrecerse a hacerlo, pero ése ya es otro tema).
La mujer pidió jamon de york, con un hilillo de voz casi imperceptible. El charcutero, un hombre MuyGuaySociableDeLaVida, le sugirió a la anciana que se llevara también una ristra de chistorra. "Está deliciosa, ya verá, y la tengo en oferta". La anciana respondió que no. "Es que tiene mucha grasa, y a mí no me hace bien". El charcutero hizo oídos sordos, y siguió con su arenga pro-chistorra. "Está buenísima, ya verá, y ésta no tiene nada de grasa". ¿Chistorra sin grasa? ¿Pero eso es posible? ¿No sería como tortilla sin huevos? La anciana seguía rechazando la oferta del charcutero MuyGuaySociableDeLaVida. "Muchas gracias hijo, pero yo no puedo tomar grasa". Estaba claro que el charcutero necesitaba colocar sus chistorras como fuera, y mientras cortaba el jamon york, siguió peleándolo. "¿Pero qué tontería es ésa? Es muy fácil, mujer. La pone en un plato, la mete en el microondas, y toda la grasa se queda en el plato". ¿Pero no habíamos quedado en que su chistorra era mágica y no tenía grasa? "De verdad que no, majo, muchas gracias".
A esta altura de la conversación, el charcutero ya había acabado de envolver el jamón de york. "¿Le pongo alguna cosita más?". La anciana respondió que no y el charcutero metió el paquetito en una bolsa de plástico. A continuación, y para mi más absoluto asombro, cogió un ristra de chistorra y se la metió también en la bolsa, sin parar de hablar. "Y le voy a poner también la chistorrita, ¿eh?, y ya me contará lo rica que está". La anciana, sin fuerzas ya para seguir negándose, sacó la cartera y acabó pagando el jamón y la chistorra de las narices. Y se marchó.
Yo, enfadadísima como estaba con el charcutero MuyGuaySociableDeLaVida, pero sobre todo conmigo misma por no haber hecho nada, hice lo único que estaba ya en mis manos. Marcharme, sin comprarle el cuarto de kilo de pavo en lonchas finas. Ya lo sé: una mierda de microvenganza, pero cada uno hace lo que puede.